Bodega Zuccardi, ubicada en Mendoza, Argentina, se distingue por su compromiso con la excelencia vitivinícola y su pasión por capturar la esencia del terroir en cada botella. La bodega utiliza técnicas innovadoras y un profundo respeto por la tradición para crear vinos excepcionales que reflejan la riqueza y la diversidad del suelo mendocino.

El Zuccardi Fósil Chardonnay proviene de suelos originados en el abanico aluvial del río Las Tunas. Estos suelos, normalmente franco arenosos y de profundidad media, presentan una capa de grava mediana cubierta de carbonato de calcio a unos 80-120 cm de profundidad. La cosecha 2020 se caracterizó por rendimientos limitados y una madurez rápida, resultando en uvas de altísima calidad y sanidad impecable. Los vinos de esta cosecha muestran una excelente complejidad aromática, jugosidad, textura y estructura en boca.

Las uvas seleccionadas se llenan en piletas de concreto por gravedad. La fermentación se realiza con levaduras nativas en vasijas de concreto. El 70% del vino se cría en concreto, mientras que el 30% restante se cría en barricas usadas de roble francés de 500 litros sin tostar. No se realiza fermentación maloláctica para preservar la frescura y acidez natural del vino.

Zuccardi Fósil presenta un color amarillo pálido con reflejos verdosos. En nariz, despliega una compleja mezcla de aromas cítricos, frutas de hueso como duraznos y albaricoques, junto con sutiles notas minerales. En boca, es un vino fresco y vibrante, con una acidez bien integrada que aporta frescura y vivacidad. Su textura es sedosa y su final es largo y persistente, dejando una sensación de pureza y elegancia.

Este Chardonnay es ideal para acompañar una variedad de platos frescos y elegantes. Marida perfectamente con pescados blancos a la parrilla o al horno, como lenguado o merluza, donde su acidez y frescura realzan los sabores delicados del pescado. También es excelente con mariscos, como camarones y vieiras, resaltando su dulzura natural.

Para una experiencia más sofisticada, combínalo con platos de cocina asiática, como sushi o sashimi, donde su frescura y notas cítricas complementan los sabores exóticos y umami de la cocina oriental. Además, es una opción ideal para acompañar ensaladas frescas con frutas y quesos suaves, donde su acidez y textura sedosa equilibran perfectamente la cremosidad de los quesos y la frescura de las frutas.

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